En el Foro participaron el Dr. Antonio Turrent, miembro de la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad (UCCS); Silvia Riveiro, directora para América Latina del grupo ETC; Peter Rosset, asesor de Vía Campesina Internacional e investigador del Colegio de la Frontera Sur (Ecosur) y Álvaro Mena, campesino de Campeche, miembro de la cooperativa Ak Kuxtal.
Para el debate, se esperaba contar con la asistencia de funcionarios de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), de la Comisión Intersecretarial de Bioseguridad de los Organismos Genéticamente Modificados (Cibiogem), y de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa); pero no se presentó representante alguno de estas instituciones.
Ante la ausencia de los funcionarios, los científicos, junto con el campesino Álvaro Mena, expusieron diversos argumentos en contra del cultivo de transgénicos.
De acuerdo con Antonio Turrent, existen 62 grupos étnicos que han heredado la mayordomía de más de 59 razas nativas y de miles de variedades locales que se han desarrollado a través de un proceso denominado mejoramiento genético autóctono. El científico añadió que gran parte de la variedad de maíces están asociados a los más de 600 platillos que componen la cocina mexicana.
Mejoramiento genético autóctono
Un aspecto importante en el proceso de control de las semillas por parte de las corporaciones lo constituyen las reformas legislativas. Una de ellas es la de la Ley de Producción, Certificación y Comercio de Semillas a través de la cual se dañan los componentes clave del mejoramiento genético autóctono como lo es el intercambio de semillas que realizan los campesinos.
Reformas legislativas
Silvia Riveiro resaltó el hecho de que los transgénicos forman parte de un proyecto corporativo controlado por sólo 6 empresas, en particular por Monsanto que controla el 80% de la producción de semillas transgénicas.
El proyecto corporativo de los transgénicos
Una de las preocupaciones fundamentales es la contaminación de las razas de maíz nativo y de las variedades de semillas criollas. De acuerdo con Peter Rosset, durante la moratoria a la siembra de maíz transgénico en nuestro país, se presentó una contaminación de alrededor del 13 por ciento de semillas en varias comunidades. La autorización de cultivo comercial que solicitan Monsanto, Pioneer y Dow Agrosciences implica poner en riesgo la supervivencia de las más de 59 razas nativas que los pueblos y comunidades campesinas han logrado preservar pues, de otorgarse las autorizaciones, la magnitud de contaminación será mucho mayor comparada con la que se presentó durante los años de la moratoria.
Silvia Riveiro, por su parte, señaló que la contaminación por transgénicos no sólo se presenta a través del viento, sino que también ha sido producto de la distribución de semillas que se hace a través de programas gubernamentales como Diconsa. La investigadora añade que la contaminación en el campo se ha convertido en “un delito de las víctimas” porque son los campesinos a los que se demanda si sus parcelas están contaminadas por el maíz transgénicos de las trasnacionales.
Peter Rosset, contaminación por transgénicos
Silvia Riveiro, contaminación por transgénicos
“Los transgénicos rinden menos, de acuerdo con investigaciones realizadas en Estados Unidos, principal productor de estos cultivos en el mundo, su rendimiento es menor que el de los productores que sembraron con semillas no transgénicas.” Silvia Riveiro
El falso rendimiento de los transgénicos
Ante el modelo agroalimentario neoliberal, los campesinos tienen alternativas. El Dr. Antonio Turrent mencionó que uno de los errores en la producción de alimentos ha sido que se le ha confiado al sector agrícola moderno que produce sólo en 3 millones de hectáreas de las 8 millones que se destinan a la agricultura en nuestro país.
Las alternativas al modelo de los trangénicos
Adriana Aguilar
Foto: etcgroup
No hay comentarios:
Publicar un comentario